viernes, 15 de febrero de 2013

Nueva novela de Nechi Dorado: Cuca y el nido alborotado




Nechi Dorado

Una tarde serena, de esas que hacen pensar que el mundo se detiene ante tanta calma, el nido también se alborotó.
Aunque en realidad el que estaba como detenido era el mundo humano, o lo más parecido a ése. Pero el nido también formaba parte del orbe. Era un submundo del cual emergían insectos con acceso a las altas esferas gracias a esa persistencia que tienen algunos bichos capaces de trepar, volar, confundir, alterar, hasta alcanzar sus propósitos por más repugnantes que parezcan.
Esos “parásitos” de la orden de los dictiópteros, nocturnos y corredores, que muchas veces también salen de día, vale asegurar que nunca están quietos. Contradiciendo las teorías del hombre que cree haber alcanzado todo el conocimiento, toda la sabiduría, pero que en realidad no ha logrado la capacidad necesaria como para introducirse por agujeros minúsculos, tan abocado como está a los grandes descubrimientos.

La cucaracha mayor a la que todos llamaban Cuca cariñosamente, dijo que era llegaba su tiempo de descanso y que habría de cumplir con eso. Sugirió que otra debería tomar su lugar y esta situación exigía rapidez de acción. En ese momento y luego de esas palabras, comenzó la agitación.
Su actitud despertó la conmoción, mucho más la incentivaron los argumentos que utilizara el insecto para detener ese camino tantas veces recorrido, atravesando los albañales, basurales y todo lugar donde hubiera comida o desperdicios.

Cuca no se esforzó por crear argumentos válidos, simplemente se despidió parafraseando aquel aire popular mexicano que decía “la cucaracha ya no puede caminar”.

La originalidad no era la característica del insecto o insecta, no se, porque las cucas son seres asexuados, me contaron.

Todos los bichos del nido sabían que era una mentira, sus patitas, aunque más lentas, bien podían seguir trasladándose. Además, ella era la Cuca reina, no era importante que se moviera sino que dirigiera y eso, hasta aquella tarde, lo venía haciendo muy bien. De hecho cuando fue elegida reina del nido, alcanzó ese sitial por su impecable trayectoria. (Uno muchas veces minimiza a esos insectos y ese es un error tremendo, porque piensan demasiado aunque la ciencia no avale esta teoría)

Ahí fue cuando todos comenzaron a preguntarse:

-¿Qué le pasa a Cuca?

Algo le molestó a ella o a las cucas que nunca se ven, pero que están y dirigen con más fuerzas desde el silencio.

-¿Acaso se convirtió en un trasto inservible? Se preguntaban todas.

(No olvidemos que ellas son de hábito asociado lo cual no quiere decir que mantengan lazos de amistad sincera siquiera entre ellas)

Presurosas, cucas y cuquitas comenzaron a dialogar sobre cuál sería la afortunada que fuera capaz de dirigir a todo el nidal. Era una tarea analítica muy severa, casi ciclópea, nada podía librarse al azar.

Por supuesto, decían, los agrotóxicos que utilizan los humanos, cada día son más fuertes, ellos alcanzaron grados superlativos de organización y fueron capaces de exterminar todo tipo de vida.

-¡Nosotras también alcanzamos esos grados!, agregó una muy competitiva.

-Hay que buscar, para el reemplazo, a una cucaracha que ya haya aprobado el examen de mutación, que resista los embates y sea capaz de permanecer inmutable a las nubes tóxicas, dijo la más audaz pero en voz baja.

Tengamos en cuenta que las cucarachas nunca hablan a viva voz para que sus planes conspirativos continúen enroscados dentro del hermetismo ancestral.

-Hay que buscar, incluso, una que resista las más altas dosis de radiación, por las dudas. Hay que cubrirse, pensaban, el hombre está demasiado agresivo y no se puede confiar en él, seguían murmurando dentro del agujero adonde sesionaban.

-Cuca nos arruinó la vida, dijo la cucaracha con mayor desarrollo de espíritu crítico a la que llamaban Critis.

-¿Por qué tanta seguridad? Preguntó un coro de antenas convulsionadas.

-Muy simple, respondió Critis, somos más de cuatro mil quinientas especies, cada una tiene su propia trayectoria. ¿Cómo habremos de ponernos de acuerdo? Hay que conciliar costumbres, tradiciones, conductas socioculturales, agregó. ¿Creen que es tarea fácil?

-¡Esto es absurdo! Dijo otra, exaltada. ¿Vamos a olvidar que nuestro propósito, estemos donde estemos, siempre es el mismo? ¡Chicas, tampoco es el momento de elucubrar fantasías! Agregó mientras se exasperaba más, levantando su dedo índice y apuntando a la masa allí reunida.

Siguió diciendo: -Hagamos una lista de prioridades, ¡abortemos las ideas que no nos unan porque perjudican nuestro mañana!

Las cucarachas se miraron asombradas.

-¡Qué has dicho! Preguntaron todas espantadas casi como si un demonio hubiera penetrado por el agujero de entrada.

-¡Ohhhhhhh! Repitió el eco durante varios minutos.

-¡Esto ya se desmadró, así es imposible dialogar! respondieron otras.

Se dio por terminada la sesión esa tarde serena en la que parecía que el mundo se había detenido. En el horizonte avanzaba un escuadrón de nubes de tormenta, pero que no habrían de ser más que el anuncio de chaparrones aislados propios de la época del año. Y de las circunstancias.

-Mañana será otro día, agregó Critis, pensemos que algo, como siempre, se nos va a ocurrir.

-Afuera la noche está llegando, fíjense como las estrellas comienzan a marchar y cada día su brillo parece encandilar mucho más. Hay que seguir trabajando y con mucho cuidado, están en juego nuestras costumbres y debemos crear nuevas fuentes de engaño.

-El hombre, ya lo vimos, está cada día más agresivo, genera pobreza a pasos acelerados y ya saben ustedes, a los pobres no se les cae ni una miguita ¿De qué vamos a vivir nosotras?

Cuca quedó pensativa mientras su población se encaminaba hacia las cloacas del barrio.

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