miércoles, 31 de octubre de 2012

Poesía revolucionaria



Fernando Buen Abad


"La mano que maneja la pluma vale tanto como la que conduce el arado. Arthur Rimbaud.
La revolución, el acto de amor y el acto de poesía no son incompatibles.
El estado actual del espíritu en plena guerra simbólica. Advertencia beligerante: hay que tomar el cielo por asalto. La realidad no es cosa del otro mundo.
Hoy se hace pasar por “poesía” (y nos la imponen) la basura decorativa de “artistas” alquilados para disfrazar estéticamente la miseria que fabrica el capitalismo. Mueven la cola y hacen gracejetas al patrón que compra obra. Unos hacen monerías para ganarse becas o presupuestos y otros las hacen porque no les queda más remedio, algunos viven amargados por la humillación. Se hace pasar por “poesía” el idealismo solipsista y la obscenidad nihilista más impunemente disfrazada de “arte”. Se hace pasar por poéticas las payasadas de los comerciantes mass mediáticos. La burguesía no produce su “poesía” inocentemente. La poesía burguesa es parte de un arsenal de guerra ideológica, puesto a fabricar jabones para lavar la sangre derramada por una civilización que no encuentra dónde esconder todos esos muertos que produce minuto a minuto. Todos los instructivos ideológicos burgueses que se esmeran en embellecer la propiedad privada, la familia, las instituciones militares y el devenir de gobiernos ávidos de violencia rentable, se suponen dueños de las conciencias donde depositan sus deyecciones poéticas… su proyecto esclavista.
Con la alquimia de la revolución y su poesía hay que ir contra la enfermedad y la decadencia capitalista. Contra toda burocratización de la vida. No hay un sólo medio de acción que no debamos emplear y eso incluye al amor, a la poesía… no humillados, no hambrientos, no ignorantes, no explotados. Contra los intereses bancarios, la plusvalía, las burocracias, los monopolios, las “buenas conciencias”, los redentores, las sectas y los represores. Contra la barbarie y sus noticieros, los decretos presidenciales espurios, los recortes salariales, la desecación del poder adquisitivo… Contra el genocidio en los hospitales públicos, o privados, sin medicamentos, sin gasas, sin platos, sin solidaridad. Contra la miseria intelectual en las escuelas públicas, en las universidades públicas, en los institutos de investigación. Contra el crimen organizado por las burguesías en los recibos de teléfono, la luz, el agua, el gas… Contra el hambre, el desempleo, la vejez náufraga, la niñez desvencijada, el futuro ciego, el pasado amnésico. Contra el capitalismo esquizofrénico, sus bajezas y su odio. Contra el capitalismo bandolero de ojos gélidos. Contra este tiradero de almas machacadas por los lagartos de la usura. Contra la poesía fabricada para la vanidad salivosa. Contra todo engendro vomitado a destajo en trances de cursilería negociable. Contra la palabrería santificada entre genitales de calenturas patrioteras. Contra los retruécanos eyaculatorios de poetastros complacientes con la burguesía. Hay riesgos como nunca en las circunstancias presentes. Es imposible prolongar esto que vivimos, es inútil aferrarse a este muladar. Somos reos de la miseria y la barbarie.
Retrato del capitalismo

La cultura burguesa se ha convertido en herramienta de “seguridad nacional”; en guerra ideológica de intensidad variable que se regula según los imperativos de control de conciencias más y caros al régimen de explotación. No tragaremos más odio de sus dioses institucionales. No santificaremos sus crímenes. Esto es una monstruosidad y ha sido muy costosa. Este amasijo de cadáveres que la burguesía esconde bajo el tapete de la alienación nos taladra con su angustia y modorra de camposanto televisivo. Nos taladra con sus estertores más obscenos mientras temblamos en las fauces de la bestia. El imperialismo neo-nazi avanza, hay superexplotación en todas partes. Los rebeldes sobreviven perseguidos, calumniados, encarcelados, o exiliados. Crece la burguesa del “mercado global”, la guerra ideológica en los misiles y en los mass media. Arrecia la persecución de los lebreles neoliberales en fábricas, aulas, oficinas, calles... Arrecia la represión contra el arte, la ciencia, la creación, la inteligencia que no se bajan los pantalones. Se llamen como se llamen, publiquen lo que publiquen o se premien como se premien.

En general el esmero, detalle, pulcritud y palabrería con que se elaboran muchas de las obras poéticas al servicio de la burguesía, son púlpitos para un clientelismo que extorsiona a los pueblos con la jugarreta de un saber “iluminado” de genio burocrático concentrado en su vanidad de poder. No faltan especialistas de mercado, títulos ni argumentos de clase, son impecables en la logística de las prebendas y canonjías. Son suficientemente escolásticos y eclécticos, y, sobre todo, son eficientemente demagógicos. Rinden informes detallados, hacen pasar por “riqueza poética” una red miserable de auto-proclamaciones llenas de aplausos para un rey tuerto que gusta de tragar ojos de súbditos. Algunos ganan premios internacionales. Muchos “poetas” hoy convertidos en sepultureros de utopías, proclaman sin rubor el paraíso terrenal de las economías de mercado y festejan la libre competencia mercantil de la Poesía. Los poetas yuppies aplauden. Remember Octavio and Obama Nobel Price.

Somos testigos, protagonistas y víctimas de una guerra ideológica virulenta empeñada en imponer los valores éticos, estéticos y morales burgueses más nocivos y aberrantes. Padecemos el gran embrollo de las reorganizaciones mercantiles trasnacionales que, en sus rebatingas, se esmeran para adoctrinar a las sociedades con moralejas empiriocriticistas, pragmatistas y tecnocráticas. Se asesina al espíritu rebelde, sus creaciones, enseñanzas y comunicaciones a cambio de criterios post modernos neoliberales que entienden al Estado como hoobie gerencial. Se hace pasar por poesía la payasada burguesa que produce adornos para la explotación. La idea burguesa de “poesía” con que se envenena al mundo, es “poesía” decorativa, masturbatoria o mercantil. Desplante para desesperanzar al mundo. Aniquilamiento del entusiasmo dispuesto, con todos los recursos posibles, para decretar el fin de la historia y la muerte de las utopías. La Poesía ha sido secuestrada por el capitalismo para frenar al espíritu y para someterlo al negocio burgués. No se puede (o debe) pensar la Poesía al margen del estado que guarda objetivamente el desarrollo de las fuerzas productivas, al margen de la lucha de clases, al margen del debate Capital-trabajo. No se debe pensar la Poesía al margen del trabajo, sin los trabajadores, sus circunstancias, las calamidades que los marcan y las potencialidades liberadoras posibles.

Reinan los recortes presupuestales más violentos en materia de gasto social, Cultura, Educación, Salud. En México por ejemplo, existe una escalada terrorista gubernamental empeñada en devastar el trabajo intelectual o artístico rebeldes, desde la investigación científico-tecnológica, hasta los salarios de los docentes. Hay cada vez menos recursos económicos asignados para equipar escuelas, universidades, institutos y museos si no son complacientes con el aplauso a la indiferencia y el saqueo. Hay más soldados mercenarios en las calles. Abundan los libros de autores conniventes con el sistema, se crean sólo centros Culturales para desplantes individualistas y mafias intelectuales y se fortalece cierta satanización ideológica que tilda de aburrido todo lo que es, invoca y sostiene críticas. Los niños, adolescentes, jóvenes y adultos escriben y leen menos y peor. Ahora se difunde la idea de que todo proyecto poético debe ser “rentable” y se le somete a leyes de comercialización desleales. Hay más represión contra los movimientos sociales. ¡Libertad para los luchadores sociales de Atenco… libertad para los luchadores sociales de Oaxaca!

A desengañarnos poetas

Nadie se crea Mesías, nadie se sienta Salvador de la Humanidad sólo por escribir “poemas”. La Poesía sólo se desarrollará sobre sus mejores conquistas, (dialéctica y colectivamente), cuando la sociedad logre su emancipación definitiva. Y permanezca armada para defenderse. Mientras tanto los logros mejores son sólo índices de un grado de avance importante pero parcial. Los poetas, pintores, músicos, teatristas, vídeoastas, intelectuales, bailarines… no son más dueños ni más hacedores de Cultura que los obreros, los panaderos, los electricistas... La idea de creación poética restringida a inteligentes o genios reproduce la separación clasista de la sociedad y la fetichiza. Los talentos individuales, que son innegables, deben explicar históricamente a qué intereses sirven a que riqueza colectiva le deben su obra. Estamos sometidos a un modo de producción poética oligarca y burocrática porque estamos desorganizados. Hay vicios no poco esnobistas en muchos productores de “poesía” envenenados de vanidad que impiden la autoconciencia de sí como trabajadores necesitados de una organización política para una lucha emancipatoria. Se trata de una soberbia individualista paralizante y repelente a la crítica (y la autocrítica). ¿Podrá cambiarse?

Es impensable una transformación poética sin una transformación social profunda. Es necesario un programa de transición Poética atado a un programa de transición general que tenga por ejes principales la lucha antiimperialista y la destrucción del capitalismo. Nuestras armas no son distintas a las armas comunes en función revolucionaria. Es decir, el arma no es una representación simbólica de lo que la lucha y el mundo son, sino herramienta de destrucción-construcción bajo la brújula de un programa revolucionario. Tatuado en las armas para la guerra simbólica. Con la poética engendrada por la revolución, el arma de la poesía debería ser, además, relato de la gesta gracias a necesidades conscientes y a una imaginación colectiva no alienada. Las armas de la poesía revolucionaria deben trabajar en el relato de una praxis transformadora que recuerda siempre sus objetivos como un reloj histórico que apunta, con sus manecillas, la hora del triunfo simbólico también.

La realidad impone problemas nuevos, exige luchas nuevas y estrategias nuevas. Dejemos de esquivar, levantemos la poesía revolucionara contra la vida miserable a que nos condenan a vivir. Levantemos unidos la poesía revolucionaria como ejército de luz, contra las emboscadas. Al lado (o detrás) de millones de obreros que levantan al cielo sus banderas de aurora, la única esperanza, la última esperanza contra el hambre eterna y el descorazonamiento, contra la angustia que cuelga de los pechos. Contra las alucinaciones de la angustia tantos siglos acumulada como lágrima inmensa. Contra la muerte infiltrada de rapsodias burócratas, infiltrada de pianos tenues y banderas camaleónicas con transfusiones eléctricas de pesadilla y fatalidad en nombre de un idiota.

¿Será pedir mucho que todos nuestros poemas giren por la palabra Revolución. Por una Revolución que impulse para salir de los marcos desesperantes de la vida miserable, la debilidad y la impotencia?

¿Qué hacer?

Puede afirmarse sin exageración que jamás la civilización humana estuvo amenazada por tantos peligros como lo está hoy. Los vándalos con la ayuda de sus medios bárbaros, es decir, harto precarios, destruyeron la civilización antigua en un limitado rincón de Europa. Actualmente es la civilización mundial completa, en la unidad de su destino histórico, la que se tambalea bajo amenaza de unas fuerzas reaccionarias armadas con toda la técnica moderna. No sólo pensamos en la guerra que se avecina. Ya, desde ahora, en tiempos de paz, la situación de la ciencia y del arte se ha vuelto absolutamente intolerable”. Manifiesto por un Arte Revolucionario e Independiente.

No nos ilusionemos con una Poesía Revolucionaria “ideal”, “perfecta” dogma de sectarios. Mejor trabajemos en una Revolución Poética permanente que apunte a una transformación general de los valores, a la ruptura y la descalificación de la lógica explotadora a la que es inexcusable perseguir hasta la extirpación de todos sus reductos.

Una guerra revolucionaria de la vida para arder también con poesía en el cielo que nos pertenece. Aniquilar este infierno absurdo y decadente incluso con la pócima de la poesía revolucionaria. Aplastar todas las trabas hasta con martillos verdaderos. Impulsemos la Poesía Revolucionaria primero ética que estética como un arma, forma superior de lucha, del poeta necesario que es, primero, revolucionario. ¿Por qué no? Poeta militante de la libertad, trabajador, obrero de los ejércitos emocionales contra de todas las opresiones. Poeta militante revolucionario para elevar la conciencia sin mesianismos idiotas en plena lucha de clases. Poetas revolucionarios para la resolución de los problemas en la vida práctica.

Andemos por el mundo organizando siempre nuestro renacimiento de revoluciones que traerá sus cajones llenos de pájaros tiernos. Andemos con una tempestad de revoluciones en la garganta para que chapotee la lucha en todas nuestras palabras mejor pensadas. Nacerá una revolución armada también con poesía. Revolución poesía en sí por todos los poros vuelta conciencia en imágenes beligerantes exigentes y en acción. Quebremos todo exclusivismo de la poesía. Cambiemos al mundo (también) con un programa mundial de la Poesía construido por una humanidad dispuesta a sacudirse la explotación, organizada de una vez por todas. Para siempre. Programa de la Poesía como estrategia de vida revolucionaria.

Hacer de la Poesía Revolucionaria, la ética y la estética del futuro, la poesía de lucha y liberación. Hacer la Poesía necesaria con sus fulgores interiores y exteriores rumbo a la magnificencia misma de la humanidad y su luz de metralla estremecedora. Belleza convulsiva de una revolución también poética que transforme al mundo... que transforme la vida. Poesía Revolucionaria para la reclasificación sistemática de todas las cosas según un orden socialista. Poesía para terminar con la propiedad privada y el Estado burgués, desterrar la miseria, el hambre, la ignorancia y la enfermedad. Aniquilar la usurpación de las fuerzas y talentos expresivos y su sometimiento. Impulsar la Poesía Revolucionaria con términos nuevos del espíritu y de las armas obreras. No serán los poetas quienes hagan la revolución, serán los obreros y los campesinos organizados bajo un programa en el que no estará ausente una táctica y estrategia poéticas aportadas por revolucionarios poetas llamados a sumarse en la lucha como un guerrero más, bajo crítica y autocrítica permanente, acompañante de los protagonistas y protagonista a su vez. No habrá Programa coherente de la Poesía Revolucionaria si se omiten las condiciones concretas donde se produce y de quienes la producen. Es indispensable establecer que en una sociedad dividida en clases el debate sobre la Poesía es ineludiblemente un debate de clase. La Poesía no es un fenómeno que puede despegarse de las condiciones concretas y las necesidades colectivas.

La revolución, el acto de amor y el acto de poesía no son incompatibles

Urge una revolución poética de símbolos grandes y aguerridos vanguardia del espíritu, de la sensibilidad, de la poesía. Poesía para organizarse, congregarse, unirse, participar, comunicarse… insurrección, revolución, revolver, perturbar y sobre todo construir. Revolución permanente. Esta idea de revolución unida a la poesía no es otra cosa que la poesía al servicio de la revolución. La comprensión de esta premisa complementa toda nuestra táctica y estrategia… mostrar al amor como una ceremonia (un lenguaje) que no se realiza a espaldas de la sociedad y que es una necesidad primordial para una vida que se dignifique en y con la lucha. Lucha en primera y última instancia con amor revolucionario en un mundo en transición hacia un amor revolucionario permanente. El amor es en nuestra definición guerrera, reconocimiento de la revolución en la persona amada, es la libertad, es ceremonia, purificación y piedra de fundación: el misterio de la persona libre. La poesía se hace en el lecho como el amor. Sus sábanas deshechas son la aurora de las cosas. La poesía se hace en los bosques y en las fábricas, en las escuelas y en los límites. Debe tener todo el espacio que necesite. Para preguntar por la hora de la revolución la humanidad debe preguntar por sí. Entonces otro mundo puede nacer de la contradicción entre lo que vivimos y cómo queremos, debemos, merecemos vivir. Puede nacer una revolución ahí donde la conciencia se disponga a evitar toda caída en la miseria del mundo. Eso será también poética revolucionaria que, de la teoría a la práctica, y viceversa, contribuya, objetiva y subjetivamente, en la destrucción del imperio burgués y al ascenso del espíritu libre, hacia una humanidad plena.

La Poesía Revolucionaria debe elevarse exponencialmente sobre el nivel de vida actual. Elevarse no significa desprenderse de la realidad social, enajenarse, ni olvidarse. Implica la comprensión de una humanidad nueva, de las leyes de su desarrollo, y la comprensión de todas las antinomias y contradicciones de la sociedad clasista y de la división social del trabajo. Implica poner toda capacidad de abstracción al servicio dialéctico de la concreción y viceversa.

Impulsemos la Poesía Revolucionaria contra todo lo que nos impide luchar juntos. Poesía Revolucionaria para trabar un debate que eleve la conciencia contra la lógica de la miseria. Poesía Revolucionaria para reunir fuerzas, para dar fin a toda la farsa siniestra del capitalismo, para aniquilar la esta pulsión burguesa delirante y enloquecida que nos explota, derrotar a este circo de bestias asesinas.

Poesía de vida. Poesía estremecimiento y palpitación devenida de la práctica toda, en el hacer del mundo una procuraduría permanente del estado poético. La felicidad misma. El desarrollo de la poesía es desigual y combinado. Nuestra voz bien puede ser la voz del otro que cohabita bajo el techo doméstico de la miseria desaforada. Nuestra voz bien puede tener armonía distinta, para que se oiga entre el bramido de las bestias, para que sobre ella se balanceen las esperanzas más fértiles y nuevas. No hay, pues, poesía sin ideología como no hay clase social sin producción cultural. Y estamos en guerra. No existe la poesía por la poesía misma.

Impulsemos la Poesía Revolucionaria como tarea suprema para participar conciente y activamente en la preparación de la Revolución Permanente. Poesía para participar de manera organizada, social e individual, en el ascenso del sentido y drama de la revolución, en sus nervios más íntimos, para dar una encarnación poderosa al trabajo humano supremo de transformar al mundo. No sometidos a burocracia o secta alguna. No aceptar la felicidad por etapas o en un solo país. Impulsemos la Poesía Revolucionaria para organizarnos, que sea la organización, en lo posible, expresión de avance poético también, contra nuestra situación es francamente atrasada, poco inteligente y acaso miserable.

Poesía Revolucionaria que renacerá con la humanidad desde la noche de la miseria y la barbarie, bajo el pico de una cigüeña con cabellos de arco iris moradora de estrellas. Poesía Revolucionaria florecida en el cielo que tomaremos por asalto con la dirección inflexible del corazón lámpara que envuelve un pecho melodioso con las llamas de poesía que ya ilumina la bóveda de la revolución aeronauta.

La poesía revolucionaria florecerá ensimismada sobre las voces obreras nuevas. Lo sabremos sin secretos, saldrá como un arco-iris, como un tranvía, saldrá una selva haciendo el amor y del amor su flecha catarata. Como una ruta hacia el horizonte de la revolución ahora luciérnaga-volcán del futuro donde los astros crujirán las entrañas y el cielo cruzará la garganta del poeta.

Esta Poesía Revolucionaria desafiará al silencio incluso con blasfemias y gritos hasta que caiga el rayo ansiado que nos llevará al otro lado de lo consciente y lo inconsciente… como el fuego de una orquesta de sirenas cuna de lenguas contra la barbarie de humanos infestados de preceptos burgueses. Poesía revolucionaria para escuchar la elocuencia de las estrellas y la oratoria del árbol, del alma y la luna almendra. Poesía protesta en gritos oceánicos y araño al destino miserable que nos han de los miserables verdaderos.

Poesía Revolucionaria que hablará sobre la hora de vivir la libertad como instinto contagioso de campanas desafiantes. A estas horas el sol tantea el último rincón donde se incuba la poesía revolucionaria. Y nace una selva mágica de embriones que suben su canto en mil barcos. Es hora de despertar en todas partes nuestras certezas de pájaros ansiosos de amanecer la vida y nada sea lo mismo. Poesía Revolucionaria para que el paisaje se llene de locuras frescas y vaya y venga la humanidad de la tierra al cielo, del cielo al mar, buscando las cosquillas de las espigas. Poesía estado superior de las imágenes... realización purificada y purificante... materialista y dialéctica.

La Poesía Revolucionaria deberá tener el mismo poder que los ojos de la amada. Nos hará pensar en un comienzo del mundo nuevo entre poemas revolucionarios como incendios cósmicos que se propagan e iluminan consumaciones de lengua de corazones. Las llamas de la poesía revolucionaria que se junta el poeta calientan su garganta con claros de luna. Por cada poema revolucionario el cielo parpadeará aerolitos testigo en todos los frentes donde se libre una lucha real contra la ignorancia.

La poesía revolucionaria estallará en luminarias mojada de mares no nacidos hay que trabajar sobre la poesía con la poesía para la revolución en caliente, desde una concepción de clase. Hay un espacio despoblado que es preciso poblar con poesía revolucionaria, con semillas abiertas, juegos y aerolitos de violín que nos traen el recuerdo del horizonte nuestro.

La imaginación al poder. El poder a la imaginación. Impulsemos esa Poesía Revolucionaria que tiene un mirar de vértigos. Alborada que borda certezas sobre el cielo que tomará por asalto y del que todos tomaremos tinta sin nombre. Poesía lengua de obra y lucha que hablaremos para siempre vertiginosos. Belleza convulsiva que abrirá para siempre esta caja de mil fondos llamada humanidad. Deberíamos re-inventar, con poesía revolucionaria y a partir de sus logros máximos, las obras todas dadas hace siglos. La hora de la poesía revolucionaria es también una hora de transformación de nuestras necesidades en rompecabezas bastante más refinados. Los conjuntos naturales de objetos y de fenómenos, tocados por la poesía revolucionaria, ya no coinciden con nuestros pensamientos ordinarios.

Impulsemos la Poesía Revolucionaria porque es posible, para lo inmediato y lo mediato. Para lo de hoy y lo de siempre. Por lo legal y por lo legítimo. Por la esperanza y por la panza. Por la dignidad y por la espontaneidad. Por el humor y por el amor. Por el salario y por el ideario. El caso es que una buen día quizá cuando el cansancio y la rabia nos antesalen a la noche, antes de caer dormidos, percibiremos nítidamente articulada, hasta el punto de que resulte imposible cambiar ni un solo elemento, la imagen de una revolución plena, no ajena al sonido de nuestra voz, de cualquier voz, como una frase nueva que llegará hasta nosotros sin llevar en sí el menor rastro de distancia y que, según ciertas revelaciones de la conciencia, nos ocupara el resto de la vida. Esa frase, la frase revolucionaria, parecerá, en un insistente, casi atrevida como el cristal. Aparecerá como un lenguaje nuevo de guerra poética, que no podrá entenderse más que hundiendo sus raíces en el humus revolucionario de los obreros y los campesinos para nacer como una planta nueva siempre. Grabemos rápidamente tal frase en la memoria, y, cuando nos dispongamos a pasar a otro asunto, el carácter orgánico de la frase retendrá nuestra atención. Y entonces poblaremos su vientre con una militancia nueva que se prolongara en la sangre a que responderemos sobre el surco de un arado de luz y ojos enaltecidos.

En el examen de la historia no sólo hay que saber, sino que hay que saber de una cierta manera poética. Tiemblen farsantes, uno conoce muy bien sus estrategias. Estamos en pie de guerra con nuestro cielo lleno de estrellas que esperan convertirse en poesía revolucionaria, con salpicaduras de astro que sopla sobre el pecho montañas a altura de los deseos. El entusiasmo intacto. Vivitos y coleando. Nos daremos la vida, desde esta muerte que nos dan y contra ella, si juntamos todas las frases revolucionarias, si las organizamos, aquí y allá, para tomar el cielo por asalto, hoy cercado con balas.

Ensayo copyleft que puede ser reproducido libremente, se agradecerá respetar su integridad, mencionar al autor e informar dónde será utilizado.

* Universidad de la Filosofía



Pablo Neruda: Poeta de Amor y de Combate





El poeta, comunista y brigadista internacional en la defensa de la república española



Luz Marina López Espinosa / Lunes 29 de octubre de 2012
Después del inmortal Rin Rin Renacuajo de Pombo que marcó nuestra infancia, siento que todos nacimos a la poesía cuando la melancolía, ilusiones y tristezas de la adolescencia fueron interpretados en un solo verso que son tres:
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,
Y tiritan, azules, los astros, a lo lejos”.
Y ahí nos quedamos. Ya éramos poetas; o al menos así nos lo creíamos. Averiguamos luego el nombre, y el señor se llamaba Pablo Neruda. Luego supimos que era chileno, y mucho más tarde, que en realidad no se llamaba así, sino como cualquier vecino, como nuestro héroe el señor de la tienda de la esquina que tenía su negocio de alquiler de cuentos: Neftalí Reyes.
Lo cierto es que Neftalí hizo el milagro. Porque nos tocó seguir leyendo, continuar el descubrimiento de ese algo tan maravilloso, tan inefable, que sin saber cómo ni por qué, nos arrobaba, nos interpretaba, nos hacía sentirnos parte de algo extraordinario. Y no sólo en los territorios del amor, de esos primeros amores tan bellos como doloridos. Porque más tarde nos encontramos que esos astros azules tiritando a lo lejos permitían también todo el dolor, toda la maldad y la concupiscencia asechando en el alma humana. Que la poesía igualmente gritaba, denunciaba, espetaba, y sin dejar de serlo, enrostraba al mundo la perfidia que lo afea.
Y de ahí, descubrir sorprendida que en ese amplio marco cabía todo: la cebolla, el sudor del minero, la España asesinada, las alturas de Machu Pichu, nuestros héroes y nuestros bandidos, los pájaros y los platos exquisitos, la sangre sobre la nieve en la estepa rusa y el goce incomparable de las sábanas abrigadas por otro cuerpo.
Porque Neruda fue poeta cósmico, vital y universal. Hay muchos Nerudas que no gustan. Pero aún así, a ese mismo lector muchos Nerudas le gustan. Porque su militancia fue primeramente con la vida y el mundo todo, de forma que era comprensible que a todos no llegara de la misma manera. Pero esto es más virtud que defecto. Y aún su obra que no destaca, es manifestación del fuego que lo quemaba y lo impulsaba a producirla como un acto de afirmación política y humanista, así de pronto la proclama sacrificara la poesía. Cosa inevitable además en una obra tan vasta y que cubrió todos los tópicos posibles.
Neruda ha acompañado varias generaciones que nacen y crecen en la poesía con él. Con el mérito especial de que él es una cátedra de la poesía sí al servicio de luceros y magnolias, pero también, férreamente, de la lucha del hombre contra el fascismo, el militarismo, el capitalismo despojado del ápice de alma que tiene. Contra el despotismo que es el poder cuando no está al servicio de los más. Por eso Neruda, hedonista y bon vivant, se salva con exceso en poesía y humanidad. ¿La prueba? Murió de pena y desengaño cuando apenas abiertos los portalones que conducirían a obreros, indígenas, mujeres y campesinos a los recintos de la justicia que se les debía, la bestia militar los cerró bruscamente asesinando de paso a su Camarada autor de esa gesta.
Fecha entonces la de esa muerte, señera para el Movimiento Poético Mundial que la conmemora reivindicando una obra tan humana y comprometida, que en el Nuevo Canto de Amor a Stalingrado, no tiene reparos en clamar:
Guárdame un trozo de violenta espuma,
Guárdame un rifle, guárdame un arado,
Y que lo pongan en mi sepultura
……………..
Para que sepan, si hay alguna duda,
Que he muerto amándote y que me has amado..
………………

domingo, 28 de octubre de 2012

¡Arriba las manos!



¡Arriba las manos!

Nechi Dorado

El joven se levanta cuando la mañana
se confunde con el pliegue de la tarde.
Va remendando sueños por pasillos
alfombrados de tierra apelmazada,
donde el amor se esconde tras cascotes
entre ratas y alimañas.
De dos patas.

Saldrá con sol estrellas lluvia vientos.
Con luceros y sin ellos.
Saldrá como quien sale a bofetadas
con la vida y con la muerte que
acaricia sus mejillas todo el día.
¡Todo el día!

A las trompadas se levanta.
A cachetazos con la gente
y a palazos contra el perro
que es el único que nunca
lo abandona.
Si  no conoce el calor de una caricia,
¿quién pretende que la diera?
¡Algún imbécil!

Y dura el joven, un poco niño, muy muy muy viejo.
Solo dura.

Algo le dice en voz baja
que hace falta que los pobres
sufran mucho antes de entrar al cielo
por el ojo de una aguja.
La mentira  susurra en sus oídos
taponados por el polvo.
Las escuelas se cerraron,
pero otras puertas se abrirán.

Será ese el premio cuando la muerte
Se lo lleve para siempre.
Si, claro. Para siempre.
¡Alto el precio!
Me parece.

En su bolsillo raído, tan deshilado como su alma,
lleva la foto de un santito milagrero.
Dicen, que si le reza cada noche,
hará un milagro.
Pero el santo distraído no lo escucha
no lo mira ni bendice
ni le arrima unas monedas
¡Nunca, nunca!
¡Tal vez, acaso, cuando llegue al cielo…!

Y el joven, tratando de jugar carreras
en esa compulsiva maratón contra los días,
acaricia una pistola y una faca.
Alguna de las dos, seguro que no falla.

Se empuja, envejecido como está,
antes de tiempo,
a robar a maltratar a asesinar
O a cualquier cosa. La que sea.
La que obligan los extraños
Paradigmas.

El hambre se revuelve en esa panza
Que hace ruido y se retuerce
estrujando la esperanza.
¡Acá todo es igual! Dicen que dijo.
Todo es igual.
Gritó: ¡Arriba las manos!
¡Y se le escapó el tiempo!









domingo, 21 de octubre de 2012

¿Adónde van las lágrimas?





Nechi Dorado


¿Adónde van las lágrimas del preso POR conciencia?

¿Se las traga la vida y las escupe la muerte?

¿O acaso se acovachan destilando reflejos

que brillan a lo lejos sin que se alcance a verlas?

                             ¡No se!

Yo solo siento que quisiera juntarlas,

¡Contarles que son sombras

revueltas en mi pecho!

¡Decirles que no encuentro la manera conciente,

Aunque quiera  lanzarlas  a corretear al  viento!

Tal vez si se escaparan serían  arco iris,

se volverían rocío,

¡De pronto!

o primaveras.

Formarían océanos de sal acumulada,

irguiéndose, aún cautivas,

en torno a la esperanza.

¡Es que el  amor trasciende

las celdas y el olvido!

¿Quedarán  deambulando en pozos de vergüenza

O corren al futuro en brisas de impaciencia?

                               ¡No se!

 ¿Adónde van las lágrimas del preso POR conciencia?

                   Tal vez, en la pregunta

                    se esconda esa respuesta…


domingo, 7 de octubre de 2012

Nuevo libro de padre Javier Giraldo: Aquellas muertes que hicieron resplandecer la vida


 

 Aquellas muertes que hicieron resplandecer la vida

Javier Giraldo Moreno, S.J.
Miércoles 26 de septiembre de 2012, por Javier Giraldo M. , S.J.
 - Free publishing - More martirio

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Publicado por cambio total en CambioTotalRevista el 10/06/2012 10:05:00 p.m. 

¿Por qué tú, que eres inteligente…? Por Luis Britto García



1
No hay expresión más refocilada que la de quien cree haber encontrado un método infalible para ganar en la lotería o vencer en todas las discusiones. Es fácil reconocerlo. Nos sigue varias cuadras haciéndose el disimulado, lee un papelito como para no olvidar el número de su billete ganador, y por fin nos aborda, con la cara de estreñido de quien da un pésame: -¿Por qué tú… que eres inteligente… que eres preparado… eres de izquierda…?
2
Si tus conclusiones no son satisfactorias, le digo, revisa tus premisas. Lo que estás diciendo es que no soy inteligente o que la izquierda no es inteligente. Si no soy inteligente, te equivocas al decir que lo soy, y mucho más al discutir conmigo, porque a nadie le interesa que le dé la razón un bruto. Si dices que la izquierda no es inteligente, demuéstralo, porque a quien alega un hecho le toca la carga de la prueba.
3
Demostrar que la izquierda no es inteligente es pan comido. Es obvio que no eran inteligentes ni Marx ni Engels, cuyas ideas mueven al mundo hace más de un siglo, ni Lenin o Mao, que convirtieron países semifeudales en potencias. Tan brutos como izquierdistas eran Arthur Rimbaud, Emilio Zolá, Oscar Wilde, Bernard Shaw, Bertrand Russell, José Martí, Albert Einstein, Robert Oppenheimer, Pablo Picasso, Charles Chaplin, Sergio Eisenstein, Vladimiro Tatlin, Igor Stravinsky, Sergio Prokofiev, Tristán Tzara, André Bretón, Ernest Hemingway, Jean Paul Sartre, Diego Rivera, José Clemente Orozco, Siqueiros, Federico García Lorca, Luis Buñuel, Mariátegui, Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Salvador Allende, Elena Poniatowska, Tina Modotti, Noam Chomsky, George Clooney, Sean Penn, Oliver Stone, Michael Moore, Naomi Klein, Guayasamín, Jorge Amado, Ciro Alegría, Jorge Icaza, Julio Cortázar, Ernesto Cardenal, Eduardo Galeano, Gabriel García Márquez, Aníbal Nazoa, Aquiles Nazoa, Alfredo Armas Alfonzo, Laura Antillano, Régulo Pérez, Fruto Vivas, Vladimir Acosta…
   -¿Perdón, quiénes?- Nos pregunta el implacable juez de la inteligencia, pestañeando como bateador que deja pasar mil strikes sin abanicar uno.
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Admitamos que la constelación de fundadores del mundo y del pensamiento modernos nada significan ante el Filósofo del Zulia, que descubrió que no hay que pedir peras al horno, ante la rectora Arocha, quien desfiló con pancarta proclamando que “no acateremos” la Ley de Universidades, o ante la diputada que vive conjugando el verbo responsabilidad ¿Se puede ser Gente Pensante sin pensar, o sin tener obra, como bien lo demuestra la derecha intelectual, o alguna izquierda que al pasarse para la derecha dejó de crear?
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El estudio “Mentes brillantes y actitudes oscuras: habilidad cognitiva inferior predice un mayor prejuicio, ideología derechista y bajo contacto intergrupal”, de Gordon Hodson y Michael Busseri, de la Universidad de Brock (Psychological Science, Febrero 2012, 23: 187.195, doi: 10.1177/0956797611421206) revela eso mismo: los menos inteligentes son derechistas, prejuiciados e inhábiles para el contacto grupal. Investigadores de la Universidad de Zurich, dirigidos por Erns Fehr, encontraron, según Yosuke Morishima, que “los voluntarios que se comportaron más altruistamente también tenían una mayor proporción de materia gris en la unión entre los lóbulos parietal y temporal”. Según Chris Mooney, en The republican war on science, los conservadores puntúan muy por debajo de los progresistas en los test sicológicos que miden la “apertura a la experiencia”, y se encierran en una “clausura cognitiva del mundo” (http://terceracultura.net/tc, 27 agosto 2012). ¿Para qué multiplicar argumentos? El conservador sólo masca el chicle del pasado. Todo adelanto se debe a algún progresista.
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Nuestro preguntón, como todo derechista, tiene bajo nivel de atención y no soporta argumentos. Antes de que terminemos nos deja, vuelve a leer su papelito y se pega detrás de Román Chalbaud, recitándole: “¿Por qué tú… que eres inteligente… que eres preparado…?”
Por fortuna la inmensa mayoría del pueblo venezolano es inteligente.

Jeymi y la danza de los recuerdos




Jeymi y la danza de los recuerdos

Por Nechi Dorado

Lavó las escasas ropas que tenía y las tendió en una cuerda improvisada. Jeymi disfrutaba, de alguna manera, viendo como las prendas parecían danzar un baile cadencioso, por eso todas las mañanas repetía la escena.
Libres, apenas dirigidas por las oleadas de suave brisa que traspasaba los barrotes tras los que ella estaba condenada a pasar muchos años.
Tarareaba una melodía suave, cuyos acordes eran un poco arrancados del recuerdo de las canciones de su abuela, cuando ella y sus hermanos eran pequeños.
-Tarará-ra-rá, ay ay ay- tarará-ra-rá, cantaba, acompañando con su cabeza la melodía nostálgica.
-¡Ay no! se dijo. Es demasiado triste como me salió, más bien parece una marcha fúnebre, pensaba, mientras cambiaba la melodía por otra que también fue desechada.
-¡Como me hubiera gustado poder cantar, tener buena voz, pero ni eso! Recuerdo cuando en el campo lo hacía y mis hermanos reían diciendo que parecía una rana.
¡Canta la ranaaaaaa!, gritaban y salían como disparados monte adentro.
 Por suerte, la abuela me sentaba en sus rodillas y me decía que cantáramos juntas, que a ella le gustaba mi voz, no como a esos bandidos hermanos que tanto me mortificaban, se dijo haciendo un mohín con sus labios pálidos de encierro.
-¡No! volvió a pensar, no me mortificaban. Eramos niños y aunque la vida nos golpeara tanto, lográbamos reír entre las corridas que hacíamos para escondernos tras las matas de café.
Jeymi sonreía, los recuerdos a veces tienen la particularidad de modificar hasta las situaciones más espantosas, logrando convertirlas en pasado risueño. Es tal vez como una autoprotección que nos creamos para no permitir que las heridas sigan sangrando.
Seguía mirando el bailoteo de sus prendas, cada vez más lento, como si se fueran paralizando a medida que secaban. Ella parecía transportada hacia otra dimensión donde la vida podía ser diferente.
Era tan poco lo que podía hacerse allí, apenas tratar de no enloquecer dejando que los días corran sus maratones hasta alcanzar al siguiente.
La blusa ya estaba casi oreada, los pantalones demoraban un poco, su danza era más pesada, no tenía la gracilidad de la otra y por eso seguía bailando un rato más, haciéndolo muy mal.
--La-la-la-lalalá, la-la-la-lalalá, intentó nuevamente, e inmediatamente pensó: ¡¡¡Ay que no!!! Reía con risa casi transparente, como si estuviera en el campo y la realidad se hubiera espantado hacia otro sitio.
-¡Esta es la música de nuestra marcha! Se dijo, sorprendida.
Sí, ese era el himno con el que empezaban el día mientras la noche mostraba resistencia a desaparecer empujada por el sol que buscaba su lugar, en la espesura de una selva de verdes matizados.
¡Nuestra selva! Y la emoción se adueño de su alma noble.
-¡Nuestra marcha, cuánto hace que no puedo escucharla! Era bellísimo estar con los compañeros y compañeras proyectando mañanas perezosos que no terminan de aparecer aunque a veces sintiéramos que las estábamos atrapando.
-Cuando mataron a María lloramos todas abrazadas. Cuando cayó herido Raúl tragamos nuestras lágrimas y las volvimos nudos en el centro del pecho.
Es que teníamos una consigna que hablaba sobre lo que deberíamos hacer para cumplir los deseos de quien se nos apartara, por un rato o para siempre.
En las noches, antes de ir a las caletas, hablando bajito para que nadie se entere que estábamos despiertos, dejábamos la orden de lo que deberían hacer cuando el día cayera sobre nuestros cuerpos con toda su furia como desatada desde un infierno aberrante.
Así caían los días, muchas veces. Demasiadas veces.
-María decía que sólo lloráramos un ratito por ella y que luego la recordáramos en cada vuelo de las cotorras que anidaban en la copa imponente de nuestros árboles amigos.
 -¡Árboles amigos! y sin embargo tantas veces no pudimos protegerlos y se nos iban muriendo de a poquito, intoxicados.
Jeymi hablaba para sí, su propia voz era su compañera de celda, sus pensamientos el sostén imprescindible cuando las garras del odio encadenan nuestra propia historia.
-Fuimos respetuosos hasta de nuestros códigos no escritos, no formales, nacidos en las noches cuando la espesura impedía que viéramos el brillo de las estrellas aunque supiéramos que allá estaban. Lejanas, inalcanzables como hasta el momento es la libertad, la justicia, la dignidad que jamás perdimos ni en tiempos tan difíciles como este que estoy atravesando.
Asumiendo cada deseo fue que comenzamos a saludar el vuelo de las aves cuando María voló tan alto dejando su risa más allá de barricadas y follaje.
Sin embargo, ella siguió acompañándonos, arrastrándose en nuestras trincheras de barro entre explosiones cercanas y lamentos.
-¡Ahí va María! decíamos, ¡Vuela niña, vuela, alto que la muerte ronda y no habrá de matarte, nuevamente!
Raúl, en cambio decía con su voz que imponía firmeza aún en momentos más duros: -Oigan bien, cuando yo me vaya a la que vea llorando por mí me la llevo conmigo de los pelos p’a que aprendan que acá no es lugar para sensiblerías ni bobaliconadas.
Jeymi, enamorada suya, agregaba : entonces lloraré mucho ahora mismo. Y se cerraba la charla con risas contenidas, mientras los ojos de Raúl hacían guiños y mientras la picardía cómplice entrelazaba sus manos y un chasquido de besos encendidos daban las buenas noches, en la caleta compartida por ambos.
¡Y muy buenas noches! Recordó, sonrojándose un poquito.
Jeymi sonreía a través de sus recuerdos, en la fría soledad de su celda oscura, húmeda, tan inhabitable que ni el sol se atrevía a colar un rayo por entre la mampostería gris, descascarada, donde las garrapatas hacían sus nidos y las arañas parecían Penélope entrelazando hilos en su espera añeja.
Allí tan solo, irrespetuosamente, llegaba la danza de los recuerdos encendidos que no pueden demorar imposiciones ni torturas.
-Raúl ¿Volveremos a vernos, amor? ¡Cuál será el día! Murmuró la joven mientras una lágrima desplegaba su indecisión entre rodar por su mejilla o incrustarse hasta volverse nudo en el estómago.
-¡Eso nunca! Exclamó la joven echando mano a su convicción inquebrantable. Acá no puede haber lugar para pensar en muerte, siguió diciendo mientras sus manos se agitaban como espantando algo.
La blusa, casi seca, apenas si bailaba su danza dirigida. El pantalón agitaba las piernas cada vez más despacito. Jeymi seguía tratando de encontrar la melodía que acompañara el baile.
-Tara-lala-tara-lala ay ay ay- tarará-ra-rá. Repetía, mientras retiraba la ropa que al día siguiente volvería a ensayar su danza traspasando rejas. Y volvió a sentir que esa música sonaba demasiado triste.
Al retirarlas de la cuerda improvisada, pudo sentir la brisa fresca acariciando sus manos.
Un fuerte impulso la empujó hacia otra melodía y comenzó a tararearla cada vez más fuerte mientras sus dedos empezaron a danzar la danza de la esperanzan, del otro lado de los barrotes, hacia afuera, hacia donde la vida fluye aún entre miserias y rencores.
-La-la-la-lalalá, la-la-la-lalalá, lalalalalalalalalalaaaaa
Jeymi no supo si era el eco que anidaba en los pasillos lúgubres, pero en un primer momento creyó oír las voces de sus hermanitos gritándole ¡ranaaaaa!
Pero ¡No, no, no, era otro grito y se escuchaba cada vez más fuerte! Eran otras voces que se unían a la suya y hacían saltar el cemento fracturado que caía estampado en el piso húmedo del pasillo.
Eran miles de voces que aparecían rodeando la estructura imponente, donde bestias malditas pretendieran esconder su propia cobardía.
Jeymi siguió cantando con más fuerzas, arrinconó la angustia echándola a un costado y una sonrisa húmeda se dibujó en su rostro moreno como las noches del valle.
Las voces de fondo se escuchaban cada vez más cerca, casi como si la acariciaran y la obligaran a no parar su tarareo mientras sus manos eran acariciadas por la brisa del atardecer que ya rompía la falda de la tarde.
- La-la-la-lalalá, la-la-la-lalalá ¡Con el fuego primero del alba!


 http://youtu.be/PPqXF0OtEoY