lunes, 15 de abril de 2013

César Vallejo, peruano universal

César Vallejo poeta peruano


Lunes, 15 de abril de 2013


Hace 75 años, falleció uno de los grandes escritores que ha dado nuestro país a la literatura universal, César Abraham Vallejo Mendoza, creador de obras imprescindibles como  Trilce, Los Heraldos negros, España aparta de mí este cáliz, entre otras.

Partió un 15 de abril que fue, como bien lo predijo, un día lluvioso en París.
Nacido en Santiago de Chuco un 16 de marzo de 1892. Vallejo aprendió de muy joven las penurias de la vida. Llegó a Lima para estudiar pero, con 19 años, se desilusiona de la carrera de medicina y regresa a Trujillo a retomar sus estudios de Letras.

En 1917 regresa a Lima y se codea con lo que en ese tiempo era la crema y nata de la literatura peruana.
En 1919 consigue publicar su primer libro de poemas Los heraldos negros donde destaca la obra con el mismo nombre.

La desgracia, quizá lo que más influyó en su obra, regresa a él en 1920, cuando es acusado del incendio y saqueo de una casa en Santiago de Chuco, adonde había retornado luego de enterarse que su madre había fallecido. Por esta acusación fue llevado a prisión injustamente, durante casi un año.

En 1922 publica Trilce, para muchos su mejor libro, y que se adelantó al lenguaje literario vanguardista.
Al año decide irse a Europa, a pesar de que no tenía dinero, y de ahí no regresaría nunca más. En París conoció a Henriette Maisse, con quien conviviría hasta 1928, año en el que conoció a la mujer que cambiaría su vida Georgette Philippart. En 1930 viaja a España, debido a que Francia sufría la crisis del crac de 1929, país donde empezaba a hacerse conocido por Trilce, que empezaba ha ser estudiado y criticado muy positivamente. En ese país, mientras era testigo presencial de la instauración de la segunda república española, publica su obra Tungsteno, pero no puede hacer lo mismo con su cuento Paco Yunque, que los editores consideran “muy triste”.

Muere el 15 de abril de 1938, un viernes –no jueves, como diría en su poema Piedra negra sobre piedra blanca– lluvioso de semana santa, y allí empieza la leyenda del poeta del dolor humano y la confraternidad universal.

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