El notable
cantautor fue bárbaramente torturado por la dictadura pinochetista y eliminado
de 44 balazos en el Estadio Nacional de Fútbol
Chile: piden la captura de militares acusados de asesinar a Víctor Jara
A 40 años del crimen, finalmente la justicia chilena ordenó el procesamiento de ocho personas. Uno de ellos vive en Estados Unidos, donde fue interrogado por el FBI. Jara es un símbolo de la canción de protesta latinoamericana.
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A 40 años de su
asesinato, la justicia ordenó la detención de ocho ex militares chilenos por su
responsabilidad en la muerte del cantautor Víctor Jara, ocurrida en el marco
del golpe de Estado contra el gobierno constitucional de Salvador Allende en
1973.
El ministro de la Corte de Apelaciones, Miguel Vázquez, dictó procesamiento
como autores de homicidio calificado a Pedro Barrientos Núñez y Hugo Sánchez
Marmonti, y como cómplices a Roberto Souper Onfray, Raúl Jofré González, Edwin
Dimter Bianchi, Nelson Hasse Mazzei y Luis Bethke Wulf. Al mismo tiempo, ordenó
la captura internacional de Barrientos Núñez, conocido como "El
Príncipe", ex jefe del centro de detención que funcionó en el Estadio
Nacional de Chile luego del golpe y donde Víctor Jara fue visto con vida por
última vez.
El texto del procesamiento indica que el día 11 de septiembre de 1973, la
entonces Universidad Técnica del Estado –hoy Universidad de Santiago– fue
sitiada por efectivos del Regimiento "Arica" del Ejército, quienes
procedieron a la "detención masiva de docentes, alumnos y personal
administrativo del establecimiento educacional". Estas personas fueron
trasladadas luego hasta el Estadio Nacional de Chile. El escrito señala que
"entre los docentes aprehendidos se encontraba el cantante popular y
también investigador de dicha Universidad, Víctor Lidio Jara Martínez, quien
ingresó al estadio junto al referido grupo de detenidos, para posteriormente
ser ubicado con estos en las graderías de dicho recinto deportivo".
Durante su detención, Víctor Jara fue reconocido por personal militar y
separado del resto de los prisioneros para ser llevado a dependencias ocupadas
como salas de interrogatorios y tortura, donde fue agredido brutalmente en
forma permanente por varios oficiales. Estos apremios e interrogatorios duraron
entre los días 13 y 16 de septiembre de 1973, sin que estas prácticas
obedecieran a procedimientos judiciales o administrativos previos.
El 16 de septiembre de 1973, los detenidos del estadio fueron trasladados a
otros centros de detención. Víctor Jara fue retenido en el lugar, oportunidad
en que fue eliminado a consecuencia de, al menos, 44 impactos de bala, según
precisa el informe de autopsia. Junto a Jara fue asesinado el director de
prisiones, Littré Quiroga Carvajal.
El informe del juez Vázquez señala que el cadáver de Víctor Jara, junto con los
cuerpos de otras tres personas más, fue encontrado por pobladores, días
después, en las inmediaciones del Cementerio Metropolitano, al sur de Santiago,
en un terreno baldío cercano a la línea férrea, con signos evidentes de haber
recibido una feroz golpiza y de haber sido rematado mediante múltiples impactos
de bala.
El cuerpo de Jara fue llevado al Servicio Médico Legal. Su mujer, la
estadounidense Joan Turner, pudo saber de su paradero gracias a que un
funcionario de la morgue lo reconoció y dio aviso a su familia.
Un canal de televisión chileno había revelado hace poco que un ex recluta –José
Paredes Márquez, quien también fue procesado– acusó a Barrientos Núñez,
residente en Florida, Estados Unidos, de haber sido el autor material del
homicidio del artista. "Le disparó a quemarropa casi, porque el hombre no
le respondía, para mí que lo sacó de quicio y le disparó", declaró el
conscripto. El teniente fue entonces interrogado por el FBI a raíz de un
exhorto de la justicia chilena. "Yo nunca he estado en el Estadio Chile y
no sabía lo que era el cantante Jara (…) yo no he matado a nadie",
declaró.
La muerte de Víctor Jara es uno de los casos más emblemáticos en la búsqueda de
Verdad y Justicia en Chile. Desde el día de su asesinato, su familia y diversas
organizaciones de Derechos Humanos intentaron dar con los responsables. Aunque
en 1990, luego de la llegada de la democracia al país, la Comisión de Verdad y
Justicia determinó cuáles habían sido las circunstancias de su muerte, este
procesamiento es un duro golpe a la impunidad con que se vieron beneficiados ex
militares y agentes involucrados en crímenes durante la dictadura. «
El texto del procesamiento indica que el día 11 de septiembre de 1973, la entonces Universidad Técnica del Estado –hoy Universidad de Santiago– fue sitiada por efectivos del Regimiento "Arica" del Ejército, quienes procedieron a la "detención masiva de docentes, alumnos y personal administrativo del establecimiento educacional". Estas personas fueron trasladadas luego hasta el Estadio Nacional de Chile. El escrito señala que "entre los docentes aprehendidos se encontraba el cantante popular y también investigador de dicha Universidad, Víctor Lidio Jara Martínez, quien ingresó al estadio junto al referido grupo de detenidos, para posteriormente ser ubicado con estos en las graderías de dicho recinto deportivo".
Durante su detención, Víctor Jara fue reconocido por personal militar y separado del resto de los prisioneros para ser llevado a dependencias ocupadas como salas de interrogatorios y tortura, donde fue agredido brutalmente en forma permanente por varios oficiales. Estos apremios e interrogatorios duraron entre los días 13 y 16 de septiembre de 1973, sin que estas prácticas obedecieran a procedimientos judiciales o administrativos previos.
El 16 de septiembre de 1973, los detenidos del estadio fueron trasladados a otros centros de detención. Víctor Jara fue retenido en el lugar, oportunidad en que fue eliminado a consecuencia de, al menos, 44 impactos de bala, según precisa el informe de autopsia. Junto a Jara fue asesinado el director de prisiones, Littré Quiroga Carvajal.
El informe del juez Vázquez señala que el cadáver de Víctor Jara, junto con los cuerpos de otras tres personas más, fue encontrado por pobladores, días después, en las inmediaciones del Cementerio Metropolitano, al sur de Santiago, en un terreno baldío cercano a la línea férrea, con signos evidentes de haber recibido una feroz golpiza y de haber sido rematado mediante múltiples impactos de bala.
El cuerpo de Jara fue llevado al Servicio Médico Legal. Su mujer, la estadounidense Joan Turner, pudo saber de su paradero gracias a que un funcionario de la morgue lo reconoció y dio aviso a su familia.
Un canal de televisión chileno había revelado hace poco que un ex recluta –José Paredes Márquez, quien también fue procesado– acusó a Barrientos Núñez, residente en Florida, Estados Unidos, de haber sido el autor material del homicidio del artista. "Le disparó a quemarropa casi, porque el hombre no le respondía, para mí que lo sacó de quicio y le disparó", declaró el conscripto. El teniente fue entonces interrogado por el FBI a raíz de un exhorto de la justicia chilena. "Yo nunca he estado en el Estadio Chile y no sabía lo que era el cantante Jara (…) yo no he matado a nadie", declaró.
La muerte de Víctor Jara es uno de los casos más emblemáticos en la búsqueda de Verdad y Justicia en Chile. Desde el día de su asesinato, su familia y diversas organizaciones de Derechos Humanos intentaron dar con los responsables. Aunque en 1990, luego de la llegada de la democracia al país, la Comisión de Verdad y Justicia determinó cuáles habían sido las circunstancias de su muerte, este procesamiento es un duro golpe a la impunidad con que se vieron beneficiados ex militares y agentes involucrados en crímenes durante la dictadura. «
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